Arturo Gutiérrez Paza
publicó este año un libro de antología, no sólo por la manera en que convierte
en texto el dolor por la muerte de su madre, sino también por la manera en que
esa ausencia configura una manera de comprender el momento histórico en el
“país dividido, violento e indescifrable” que es la Venezuela contemporánea. Cuidados intensivos, más que un poemario
es un testimonio de amor entre cuyos motivos destaca el discurso sobre la
pérdida que con frecuencia pasa de lo social a lo íntimo o viceversa,
demostrando las maneras como lo político puede afectar la esfera psicológica del
que escribe.
Arturo Gutiérrez Plaza Foto:Qué Leer Venezuela |
Para
Gutiérrez Plaza, la dicotomía a entre lo social y lo personal es necesaria,
puesto que toda escritura surge de ese choque, de esa “confrontación entre una
subjetividad que busca expresarse, sin tener del todo claro el qué y el cómo
que dará corporeidad a modo de respuesta a esa necesidad, y una situación externa
que conforma la circunstancia concreta y vital en la que se da la escritura”. Añade
que esta exterioridad objetiva, que en la hoja en blanco sobre la cual el poeta
intentará escribir, configurará también la circunstancia existencial en la que
se ha de producir el texto, no sólo como contexto sino más bien con el texto: “Digamos que con el trazo de cada
palabra escrita, borroneada o tachada lo que se escenifica es, justamente, ese
proceso de expansión de una subjetividad que para satisfacer el propósito de
hurgar en sí misma necesita volcarse en lo otro, en aquello de lo que también
forma parte, y que se transmuta en contenido y no sólo en continente de lo
escrito. En particular, la situación social y política actúa también,
inevitablemente, dentro de esa dinámica en las que indefectiblemente se
desdibujan las esferas de lo íntimo y lo público, sin que ello suponga, al
momento de escribir, una necesaria acción programática; es decir, sin que ello
responda a la intención de exponer en versos unas ideas políticas. Con
frecuencia son los temas los que se imponen o más bien yuxtaponen al entrar en
diálogo esos distintos ámbitos de la experiencia que por convención o comodidad
calificamos de subjetivos y objetivos”, explica el también autor de Itinerarios de la ciudad en la poesía
venezolana: una metáfora del cambio (Fundación para la Cultura Urbana,
2010).
Entre la nostalgia y el dolor. De esa necesidad de lo personal para entender lo social y de
lo macro para situar lo íntimo el Cuidados
intensivos recibe sus versos más poderosos, esos que imbrican a la
nostalgia de la patria, el dolor de la falta de la madre.
“Resulta
curioso que la figura patriarcal, encarnada en la palabra ‘patria’, sea a la
que recurrimos más habitualmente para expresar esa relación filial con el
espacio, la historia y la cultura a la que pertenecemos, de acuerdo al lugar de
nuestro nacimiento o al de nuestras primeras experiencias fundamentales de vida”,
explica el poeta y académico, antes de recordar que la historia ha recurrido a
otro eufemismo para referirse a esa patria que antecede a la propia, España,
que fue la colonizadora de Venezuela y la que dejó en legado, para bien o para
mal, su herencia lingüística y cultural: “Me refiero a la expresión ‘Madre
Patria’. Me gustaría pensar que en realidad toda ‘Patria’ es una ‘Madre Patria’
o en su defecto algo que podríamos denominar una ‘Matria’”.
Rehuyendo de una
respuesta que comprometa más su intimidad o que le haga rememorar los días
terribles entre el 13 de junio y el 13 de julio de 2014 en los cuales conoció
muy bien, demasiado bien, las salas de cuidado intensivo de la clínica donde
estaba recluida su madre, Gutiérrez Plaza hace lo que mejor sabe hacer un
escritor: ‘literaturizar’ su tristeza y explica que en su libro, más que a la
nostalgia, se refiere al “dolor” ante la inminencia de la pérdida, “la vivencia
en un umbral angustioso o la intuición de estar al borde de lo fatal [fue] lo
que emparentó esas dos palabras que nos remiten a las dimensiones más
entrañables de lo afectivo: ‘madre’ y ‘país’”. Añade que la palabra “nostalgia”,
“en efecto, expresa en importante medida la noción de lo propio ya perdido, en
este libro, tanto en lo que se refiere al país como a otros ‘lugares’ donde se sustenta
la afectividad”, pero que, por ahora, el único registro que para Gutiérrez
Plaza cabe en su obra es el sufrimiento.
“En relación con la
perdida de la madre, el título mismo del libro sirve como anuncio premonitorio
de algo no previsto durante la escritura del conjunto de poemas. En tal
sentido, el dolor es raigal y sustancialmente en tiempo presente. A partir de
allí se iniciará, con seguridad, el camino hacia la nostalgia”, concluye el
poeta.
@michiroche
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