La historia detrás de Cuaderno del orate (Cuatro meses y un día),
el poemario más reciente de Cecilia Domínguez Luis, es casi tan impresionante
como la emotividad de minuciosa que construye el libro. “Su raíz ha estado tan
oculta que ni yo misma era consciente de que se estaba fraguando”, explica a
autora nacida en Tenerife en 1948, a quien sus suegros secuestraron en un
manicomio de Vigo. Entonces tenía 24 años y dos hijas de un año y seis meses
qué cuidar.
La excusa era que su
marido se estaba desintoxicando de alcoholismo y ella debía acompañarlo. “Eso
me lo comunicaron después de que me diera cuenta de que mi suegro y su médico
particular me hubieran dejado allí y se hubieran marchado”, aclara antes de
añadir que también el director del psiquiátrico fue cómplice de la ignominia,
pues cuando ella protestó el doctor la amenazó con redactar un certificado que
declarara su falta de sanidad mental. La claridad de aquella tragedia del año
1973 que se extendió durante varios meses, la resume Domínguez Luis en una fórmula
matemática: “Franquismo+mujer+psiquiatra”. Así que la esposa sana pasó casi
medio año en compañía de esquizofrénicos, depresivos, alcohólicos y drogadictos,
puesto que entonces no existían los pabellones diferenciados y todos los
internos estaban juntos.
La poeta es también
una destacada narradora e investigadora de estudios de género. Es una de las
primeras mujeres en haber sido admitida en la Academia Canaria de la Lengua, lo
que ocurrió en junio de 2011, dos años antes de que la nombraran miembro del
Instituto de Estudios Canarios. Pero la experiencia del manicomio, aquél
entierro en vida, nunca la ha abandonado. Después de 16 libros de poemas, 5
novelas (3 de las cuales son juveniles) y 5 libros de cuentos (3 de ellos
infantiles y 1 para adolescentes), Domínguez Luis sentía que todavía tenía que
contarlo: “Desde el primer momento supe que algún día escribiría sobre esto,
pero tuve que esperar 40 años para encontrar lo que yo llamo ‘la voz’. Un día
escribí el primer poema y me di cuenta de que la había encontrado. El resto
está en el libro”.
– Hay una fuerte presencia de lo religioso en esta obra. ¿Es
religiosa? ¿Puede escribirse desde la idea de un dios omnipotente?
– No, no soy nada
religiosa. El dios que aparece es un dios ausente o indiferente. De hecho tengo
un libro inédito, “Profesión de fe”, en el que establezco un diálogo con un
dios inexistente o que, como poco no debería existir, dado lo que acontece en
el mundo.
– ¿Piensa que el género lírico, con su carga de
introspección emotiva es el lugar para la epifanía? ¿Incluso en los tiempos que
corren?
– El motivo del
subtítulo (cuatro meses y un día) sugiere de inmediato una condena, lo que se
explica dada la justificación del origen de este libro. Sin embargo, sí creo
que el género lírico en y a pesar de los tiempos que corren es,
afortunadamente, el lugar propicio para la epifanía.
– ¿El yo escindido que habla a través de los poemas de El Cuaderno del orate lo construyó a
partir de la individualidad del poeta, o de la otredad femenina?
– Efectivamente, en el
libro hay un “yo” que se desdobla en el intento de buscarse a sí mismo y, al
mismo tiempo, reconocerse en los otros y que parte de la individualidad del
poeta. Y ese desdoblamiento, que con frecuencia se convierte en una
disociación, tan cercana a la locura, se siente como una auténtica condena.
– ¿Piensa que en los últimos años ha habido una evolución
con respecto a la percepción de la mujer escritora en nuestra sociedad?
– Me gustaría pensar
que ha habido una evolución efectiva con respecto a la mujer escritora, pero
dadas algunas declaraciones, como las de Chus Visor, me da la impresión de que
aún queda mucho por andar y reivindicar
– ¿Piensa que la literatura canaria está en minusvalía o mal
interpretada con respecto a la que se produce en otras partes de España?
– La producción
literaria en Canarias no tiene nada que envidiar a la de la Península. Otra
cosa es cómo se reconoce tal literatura. Realmente se nos conoce muy poco
(ahora un poco más), sobre todo porque hay una mala distribución; pero pienso
que este es un fenómeno que no afecta sólo a Canarias sino también a cualquier
otra provincia española que no sea Madrid o Barcelona. Claro que nosotros
tenemos un hándicap añadido: la lejanía. Aunque esto, gracias a las redes
sociales se va paliando.
Lea también la reseña del poemario: "Estrategias para contar locuras"
@michiroche
Excelente artículo. El análisis en sí es poesía.
ResponderBorrarMuchas gracias
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