(Her)story
es un concepto en boga en la academia anglosajona desde la década de los años
sesenta y durante los veinte años que duró la segunda ola del feminismo en
Estados Unidos y Gran Bretaña, coincidente con la lucha por la igualdad de
derechos civiles entre hombres y mujeres. El concepto se refiere a la tendencia
naciente en las universidades a la vanguardia de los estudios feministas de
reescribir la historia desde la perspectiva de los estudios del papel que jugaban
las mujeres en la construcción del pasado.
Género y enseñanza de la historia |
Es
por las caudalosas corrientes del (her)story que navega la reciente colección
de ensayos académicos reunidos bajo el título Género y enseñanza de la historia y publicado por Sílex Ediciones,
sello español que desde hace unos años ha tenido un intenso desarrollo de prosa
analítica fundamentada en los estudios de género. El libro presenta trece
trabajos teóricos reunidos en cuatro secciones que parten de la idea de que
para construir la historia de las mujeres –que es también la de los hombres,
por cierto– es crucial entender su papel real desde la perspectiva de la
alteridad pero evitando a toda costa los tonos que las victimizan con el objeto
de hacerlas presentes, con sus luces y sus sombras, en la construcción del
pasado social, promoviendo una educación en y para la igualdad. Uno de los
grandes logros del volumen es que, al volver la cara hacia atrás, no solo se
limita al estudio de los ámbitos donde las mujeres podían adquirir poder o
estaban emancipadas, como en las clases pudientes, sino que su espectro incluye
a aquellas fueron miembros de las clases menos favorecidas, como las esclavas
en el Imperio Romano. En este sentido, Silencios
y ausencias en la construcción del pasado, que es la frase que sirve de
subtítulo en esta publicación de 379 páginas, resume bien su propuesta general,
puesto que las mujeres no solo fueron borradas en el recuento del pasado, sino
que al ser madres y esposas tuvieron que sufrir la indignidad de reproducir –literalmente–
los individuos –énfasis en el masculino– que conformaron el estamento
patriarcal que luego se empeñó en silenciarlas. Uno de los comentarios más
acertados del volumen lo hace Rosa María Marina Sáenz en las conclusiones al
señalar que al sustentarse en hechos, hazañas y batallas, en la historiografía
tradicional solo “las actividades ‘masculinas’, como la política o la guerra,
han sido (…) dignas de ser puestas por escrito”, negando un abultado coro de
voces femeninas. Es esta tendencia la que Género
y enseñanza de la historia comienza a revertir. Enhorabuena.
En cuatro… partes. Antonia Fernández de Valencia,
especialista en discursos de género de la Universidad Complutense de Madrid,
firma el ensayo que da título al libro. Allí propone rescatar los espacios de
la intimidad y otros que se configuraron como los de la experiencia femenina en
el pasado para visibilizar las situaciones de igualdad de géneros, haciendo
hincapié en la importancia de la educación sentimental y social de los alumnos.
Con este, el estudio de Isabel Izquierdo Peraile completa la primera parte,
dedicada al Género y la historia y se propone valorar la contribución didáctica
a la igualdad que pueden hacer las disciplinas de la museología y la
arqueología.
La
fundamental discusión de la teoría critica feminista sobre la relación entre
identidad y alteridad se toma en cuenta en los ensayos de Mercedes Oria Segura,
Gabriel Sopeña Genzor y Elena Maestro Zaldívar. La tercera parte del libro se
refiere a los roles de género en diversos momentos de la historia europea
antigua, en especial la romana como estudian Susana Reboreda Morillo, María
Carmen Delia Gregorio Navarro, Alejandro Manchón Zorrilla, Rosa María Cid López
y Almudena Domínguez Arranz. Las tres entradas de la cuarta y última sección
del volumen, escritas por Rosa Marina Sáez Henar Gallego Franco y Vanesa
Puyadas Rupéres, se ocupan de los personajes femeninos en la literatura
fundacional de la cultura española.
A
pesar de que en otras sociedades donde la perspectiva feminista ya avanza hacia
su primera centuria la inclusión de las mujeres en la historia es algo común, en
España es raro y lo es también en el resto de Iberoamérica, porque la desidia y
la desinformación son males que se extienden a ambos lados del Océano Atlántico.
Género y enseñanza de la historia se
propone contar el principio –o casi, por aquello de que prefiere los ensayos
sobre la Antigüedad y tiende a saltarse la Prehistoria– de una historia de desigualdades
en donde las mujeres son tan victimarias como víctimas. Pero la iniciativa no
debe quedar allí. La invitación es a que vengan otros libros similares, desde
la academia o desde el ensayo literario, que continúen el arduo trabajo que
queda por delante: desmontar los paradigmas culturales sustentados en más de 6.000
años de una escritura sesgada del pasado. Solo de esta manera podremos celebrar
que la cultura por fin se convierta en un territorio tan femenino como
masculino.
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