viernes, 22 de mayo de 2015

Chocrón va de la poesía al cine

 Bastaría que el párpado blanco de la pantalla
pudiera reflejar la luz que le es propia, 
para que hiciera saltar el universo.
Luis Buñuel


Sonia Chocrón es capaz de traducir los guiones, las cámaras y los actores en versos de sala  oscura, luz y  movimiento. De lam isma manera en que fue reinventada, a través del cine, la obra emblemática de Pamela Lynda Travers, la autora venezolana toma en esta oportunidad a la famosa  Mary Poppins y la convierte en poema. Además de guionista de cine, televisión y narradora Chocrón también es poeta. Se podría decir que le gusta ser reconocida como tal y la mejor prueba de ello son sus poemarios: Toledana (1992), Púrpura (1998), La buena hora (2002),  Poesía Re-unida (2010) y, ahora, Mary Poppins y otros poemas (2014). Esta última fue publicada por la editorial Lugar Común y  reúne 70 textos con versos que exponen un perfil cinematográfico, entre los títulos se encuentran: “Como una novicia rebelde”, “Hitchcock”, “Último tango”, “Ciudadano Kane”, “Poema para Chaplin”, “Un resplandor”, “Vaselina” y “El país de las maravilla”.
Mary Poppins y otros poemas
Los poemas, las películas y viceversa han tenido una relación fijada en la belleza. El segundo ha buscado en el primero introducir en la pantalla el mundo onírico, sensible e instintivo, pero también una manera de revelar la realidad. Por ello no es extraño descubrir que La tierra de Alvargonzález de Antonio Machado fue adaptada para la película La laguna negra y La marcha triunfal de Rubén Darío en el film ¡Ya viene el cortejo!, además de la influencia del surrealismo en las películas de Luis Buñuel o casos como el de Rafael Alberti que escribió poemas sobre los cómicos del cine mudo y “El Charlot sentimental” (1918) de Louis Aragon.
Además de que en Mary Poppins y otros poemas existe esa relación cine y poesía, incuestionable desde el título, la introducción y los versos, asimismo, en el poema central “Mary Poppins” se presentan otros elementos complejos e íntimos como, la madre, la hija, la tristeza y el recuerdo, es decir, en esta ocasión el film solo es un hilo, un vehículo: “por la predecible huida de Mary mamá Poppins / yéndose levemente en su paraguas volador / al aire / difusa / cada vez menos / cada vez menos / cada vez más mínima en la pantalla de la memoria”.
En el poema  “Un resplandor” se aprecia cierta camaradería con el protagonista, como si le dijera en una reunión lo mal que se ve y sumado a esto la ambigüedad en el nombre ya que como se conoce que Jack Nicholson hizo el papel de Jack Torrance  en el film que más que una adaptación es una reinvención de Stanley Kubrick con respecto a la obra de Stephen King: “Jack, / querido, / viéndote así / a plena luz, / no eres el mismo. / Eres peor”.
Mientras que en “Lo que el viento se llevó” solo el nombre guarda concordancia con una de las películas más conocidas de la historia ya que aquí Chocrón expone la niñez, la inocencia, el padre, la madre  y el transcurrir inexorable de  los años: “Un amor inconveniente que no pudimos coronar / la tersura de las manos de mi madre / la virginidad exacta / el jazmín que perfumaba las tardes necias / los abrazos rotos / el iris cielo azul de papá”.
En “Dumbo” transforma la ternura de un clásico infantil en una imagen dolorosa, oscura donde la muerte es la referencia principal: “Qué harán de mí / ahora que me encuentro como una elefanta / desplomada / en la autopista / y no sé si el vértigo soy yo misma / o los autos que me arrollan”.
Quien lea a Chocrón encontrará versos sencillos cargados de su trabajo de escritora y guionista. Y podrá descubrir además de la relación cine y poesía, notas muy íntimas y autobiográficas que repiten: “Las películas son como la vida”. Y lo son.

@DiosceMartínez

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