La literatura es mi venganza |
Aunque no queda muy claro porqué se titula La literatura es mi venganza, entre los temas
que se trataron durante el coloquio, que conforman cada uno un capítulo dentro
del libro, están las relaciones entre las novelas y sus sociedades, las
analogías entre viajar y crear literatura, las relaciones entre la política y
la literatura –sección que los editores han titulado con la elusiva frase “el
tiempo ‘impuro’”– y una suerte de conclusión genérica con la cual los autores
cerraron el evento: “Cultura, sociedad y política”.
Refiriéndose a
los vínculos entre la novela, la cultura y la sociedad, el más reciente ganador
del Premio de Literatura y Lenguas Romances que otorga la Feria del Libro de
Guadalajara señala que es imperativo para los escritores “permanecer leales” a “sus
demonios” puesto que éstos configuran su manera de ver al mundo. “En una novela
no nos limitamos a juzgar la vida, la narramos con todas sus contradicciones”,
dice Magris apostando por la ficción como herramienta para entender el mundo:
“Una cosa es escribir un ensayo ético-político sobre la corrupción, otra cosa
es narrar la historia de un hombre corrupto, en quien la corrupción se ha
convertido en su naturaleza”.
Mientras el
también ganador del Premio Príncipe de Asturias (2004) expone un amplio
conocimiento de la obra de Vargas Llosa, de quien ha leído la mayoría de sus
novelas y algunos libros de ensayo, como Sables
y utopías (2009), el ganador del
Premio Nobel de Literatura en 2010 se limita a hablar de Danubio. Se trata, por su puesto, de una de las obras más famosas
del italiano, el libro de viajes que tiene lo suyo de novela y de ensayo sobre
la situación de Europa, en el cual Magris relata su travesía más cultural que
física desde las fuentes del río hasta el Mar Negro atravesando Alemania,
Austria, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, Rumania y Bulgaria. A este libro
Vargas Llosa le dedica algo más de una página, antes de adentrarse en el tema
que más le interesa: el papel del escritor en la sociedad. “Una sociedad
impregnada de literatura es más difícil de manipular desde el poder y de
someter y engañar porque ese espíritu de desasosiego con el que volvemos
después de enfrentarnos a una gran obra literaria crea ciudadanos críticos,
independientes, y más libres que quienes no viven esa experiencia”, explica
Vargas Llosa, resumiendo lo que ha dicho en otras oportunidades que luego se convirtió
en uno de los temas principales de su ensayo La civilización del espectáculo (2012).
El peruano y el
italiano coinciden en que la materia prima de la novela es “la totalidad
humana”. Vargas Llosa añade que no solo se escribe con la razón, sino con “los
fondos oscuros de la personalidad de los que somos vagamente conscientes, que
tenemos ahí abajo escondidos y que, a la hora de crear una historia de pronto
van como reflotando”. A esta visión el narrador argentino Ernesto Sábato la llamaba
“la escritura nocturna” y a esa misma Magris se refirió hace unos meses durante
su discurso de aceptación del Premio FIL Guadalajara. Citando un ensayo de
Ludwig Wittgenstein, el autor de Trieste señala –en el libro que contiene la
conversación en Perú como también lo hizo durante su charla en Guadalajara– que
“hay escritores que escriben con la cabeza y escritores que escriben con la
mano” aludiendo a quienes completan sus obras a fuerza de explotar “su cabeza
racional” o nadando dentro de sus sensaciones.
Una de las
intervenciones más interesantes es cuando Magris se refiere a las dos amenazas
que sufre el mundo. Una es el miedo de la globalización, “o bien de una
suspensión y una nivelación de todas las diversidades, de todas las
identidades”; la otra es una reacción: “una regresiva fièvre identitaire, un cierre visceral, agresivo y autodestructivo,
en la propia peculiaridad, en la propia diversidad vivida no como realización
concreta del universal humano , sino como diversidad absoluta y salvaje”.
La edición de La literatura es mi venganza se hubiera beneficiado
de la introducción de algunos ensayos escritos por los mismos autores en otras
oportunidades sobre los temas tratados durante la charla, pero así como está el
lector se queda con la sensación de un libro incompleto. La publicación, sin
embargo, funciona como una buena referencia para quienes quieran repasar qué
piensa el autor peruano y qué piensa el italiano sobre el papel que toca jugar
a los escritores en la era de la globalización y cómo deben ejecutarlo. Es, en
todo caso, una interesante guía de lectura para las obsesiones de ambos
maestros de las letras.
@michiroche
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